Podríamos pensar que cualquier estrategia que ayude a reducir la polución y luchar contra el cambio climático es buena. Y si pasa por plantar arbustos, ¿qué podría tener de malo? Porque según un estudio reciente, uno de estos arbustos ayuda a reducir considerablemente la polución en zonas de mucho tráfico. Pero tiene un grave problema: es una especie introducida, y puede ser potencialmente invasora.
El estudio lo ha llevado a cabo la Real Sociedad de Horticultura de Reino Unido, y el objetivo era determinar cómo distintas especies ayudan a eliminar contaminación cuando se plantan en parques y jardines, tanto públicos como privados.
Han comparado distintas especies, y la que mejor resultados ofrece es un tipo de arbusto con el nombre científico de Cotoneaster franchetii. Que, bien visto, tiene todo el sentido del mundo. Se trata de un arbusto bastante denso, con mucho follaje, y con pelusilla cubriendo las hojas.Y hablando de resultados, lo que han encontrado es significativo. Un metro lineal de estos arbustos, bien gestionados y cuidados, retira en una semana la misma cantidad de polución que genera un coche medio al recorrer 500 millas, algo más de 800 kilómetros.
El problema es que Cotoneaster franchetii no es una especie nativa del Reino Unido. Esta especie es nativa del sudoeste de China. Se utiliza como planta ornamental desde hace bastante tiempo en el Reino Unido, y ya se conocen casos de naturalización de la especie. Y eso es lo que puede generar problemas.
Las especies invasoras no empiezan como especies invasoras. Empiezan como especies alóctonas, especies no nativas, que son transportadas por el hombre a una región a donde no podrían llegar por sus propios medios. Y una vez allí, la especie alóctona o introducida se puede naturalizar, como ha pasado con el cotoneaster.
¿Qué quiere decir eso de “naturalizarse”? Una especie introducida, si sale de su confinamiento – una granja, por ejemplo, si es un animal, o un jardín si es una planta – no tiene por qué suponer un problema. Si sale de su confinamiento y es capaz de mantener poblaciones estables en el entorno natural, entonces se considera naturalizada.
Y de ahí puede pasar a convertirse en una especie invasora. Si las poblaciones de la especie naturalizada empiezan a crecer y con ello generan problemas en especies locales, entonces se considera una especie invasora. ¿Todas las especies naturalizadas son invasoras? Depende de cómo se mire, pero… todas las especies naturalizadas son potencialmente invasoras. Y ahí está el peligro.
Fomentar el cultivo de una planta como la Cotoneaster franchetii por su capacidad para “limpiar” la polución puede terminar por convertirse en un problema mayor del que se quería solucionar. Sobre todo, porque se plantarían en un entorno que está en una situación cambiante – de cambio climático. Igual es peor el remedio que la enfermedad.