La adolescencia es una de las etapas clave del desarrollo madurativo humano. El marco de interacción del alumno es mucho más continuo y variado que en etapas anteriores por lo resulta muy oportuno intentar intervenir de la manera más positiva posible para el alumno.
Es cierto que en esta época, la gran cantidad de cambios tanto físicos como cognitivos puede llegar a producir una cierta confusión pero no lo es menos que también en esta etapa se están dilucidando aspectos sobre el autoconcepto y la autoestima sobre los que merece la pena intervenir.
“El progresivo tránsito de la heteronomía a la autonomía del menor requiere de mediadores, de acompañantes, de personas de inevitable referencia para el desarrollo del menor que faciliten que pueda progresivamente conducirse según su personal criterio y voluntad” (Asensio, 2013:48).
En este período el adolescente comienza a percibirse a sí mismo como persona con un creciente grado de autonomía e independencia. Comienza a ser consciente de sus virtudes y de sus carencias y, lo que es más importante, es conocedor de la necesidad de trabajar en ellas. Con la ayuda necesaria, este momento puede ser excelente para ayudar a descubrir e impulsar cualidades de liderazgo en el sujeto empezando por ayudarle a orientar sus decisiones más inmediatas.
Desde un punto de vista más concreto, el adolescente en esta época necesita que el liderazgo se ejerza de la siguiente manera:
- Transmitiéndole confianza y apoyo, estableciéndole unas expectativas razonables y que reduzcan su ansiedad y su miedo al fracaso
- Potenciando su responsabilidad, haciéndole ver que es el líder de su futuro y de las decisiones que tome.
- Ayudándole en la formación de su autoconciencia y en el descubrimiento de sus posibilidades. Proporcionándole un “feed-back” coherente y positivo.
- Haciéndole ver la importancia de gestionar las relaciones sociales, procurando el entendimiento con los demás y realizando una comunicación activa desarrollando sus habilidades de comunicación y, especialmente, su capacidad de escucha y de empatía.
En definitiva, un adolescente que se sienta apoyado, capaz de cumplir sus expectativas, sin miedo al fracaso, sintiéndose responsable de sus actos, intuyendo sus enormes posibilidades y con capacidad de relacionarse adecuadamente con los demás sabiendo entender la situación de los otros será un candidato que estará ejerciendo el liderazgo sobre su propia vida y, lo que es mejor, estará empezando a poner los medios para potenciar el liderazgo en los demás.
El liderazgo en esta etapa tiene algunas manifestaciones muy claras y algunas de las figuras existentes en el aula nos permiten identificar y proponer algunos elementos de desarrollo de liderazgo. En próximos posts iremos viéndolos con más detenimiento.